“Somos cuadrilla” dice Hugo. Las denominadas cuadrillas se conforman por pares de empleados que codo a codo asisten a las tareas de mantenimiento dentro de la Ciudad. Hugo y Leandro forman una de las cuatro cuadrillas, la que se dedicada a las tareas mecánicas.
El horario de trabajo de Díaz y Rojas es de lunes a viernes de 9 a 18 horas. Sin embargo, también participan de la guardia pasiva que funciona entre las 22 y las 9 horas, y que rota entre las cuadrillas cada 7 días, independientemente de sus obligaciones diarias.
La gestión en la tormenta
“La tormenta pasó justo cuando estábamos de guardia pasiva” cuenta Hugo mientras intercambia miradas con Leandro, queriendo reconstruir cada momento de ese día fuera de lo común.
“Me tocada ir a buscarlo a Hugo a su casa porque debíamos asistir a la Central de Monitoreos que tenía inconvenientes eléctricos. El agua y el viento me impedían avanzar” describe Leandro. A esa hora de la madrugada del domingo 17 de diciembre ya empezaron a tomar diferentes reclamos. Apenas amaneció llegaron a Nordelta y empezaron a trabajar sin parar hasta las 3 de la madrugada del lunes siguiente. En poco tiempo el daño había sido mucho.
“Tomamos todos los reclamos, pero priorizamos las emergencias. La tarea más importante fue cargar los grupos electrógenos y llevarlos a las guardias donde no había luz. Después asistimos las farolas caídas porque existía un riesgo eléctrico para todos. Había muchos portones caídos, árboles derribados, ramas partidas, y cables que había que desvincular” enumera Hugo con claridad.
Ante la emergencia, lo primero fue eliminar riesgos de vida desactivando la electricidad donde había daños. Una tarea muy difícil que se hizo bajo la lluvia. Una vez resuelto ese primer paso, al anochecer del domingo, la cuadrilla de Hugo y Leandro fue barrio por barrio reponiendo la energía eléctrica. En todos había desperfectos en las luminarias provocados por la tormenta.
“Estuvimos hasta las 3 de la mañana. No podíamos dar solución a todo. Algunas cosas dependían de la compañía eléctrica. Pero nosotros asistimos a las guardias con grupos electrógenos y contemplamos el combustible necesario”, argumenta Leandro.
Si bien ese día fue lo urgente, a las 8 de la mañana del día siguiente volvieron a trabajar. La tarea fue coordinada con el área de Seguridad de la Ciudad, quienes monitoreaban y recorrían las calles reportando los distintos daños. Las Intendencias de los barrios se encargaron entre otras cosas de liberar los sumideros para evitar inundaciones. También colaboró la Seguridad de cada barrio. Es destacable el trabajo de los Directores vecinales quienes asistieron a los vecinos en los diferentes contratiempos que provocó la tormenta.
Mientras se desarrolla la entrevista continúan las mejoras y restauraciones en la Ciudad, una tarea que, pasada la urgencia, se prioriza en todas las tareas de la Asociación Vecinal Nordelta.
Una tarea de cuidado permanente
Dentro de la Asociación Vecinal Nordelta, el jefe de mantenimiento es Ramiro Barceló. “Ramiro es uno más. Es muy compañero y siempre está presente” argumenta Leandro. Claudio Palacios es responsable de mantenimiento y coordina el trabajo de las otras tres cuadrillas, mientras Javier Robles es gestor de energía y proyectos electromecánicos y lidera la cuadrilla de mecánica donde trabajan los entrevistados.
El taller funciona en la planta baja del Espacio AVN. “Es nuestra base” dice Leandro. Desde ahí se organiza el trabajo. Con un calendario preciso planifican los diferentes recorridos de cuadrillas que visitan los barrios de Nordelta. También tienen contacto directo con las Intendencias, quienes se encargan de levantar órdenes de trabajo que luego ellos visualizan en el área. “En caso de urgencia, el nexo entre las cuadrillas y las intendencias es la Central de Monitoreo de AVN. Allí se tiene el control de lo que se hace y además un registro de lo que sucede en las calles de la Ciudad” explica Hugo.
Hugo es electromecánico, estudió en la Escuela Técnica Nº3 de Lomas de Zamora y hace 8 años trabaja en AVN. Leandro es electricista, se formó en Fundación Oficios, y hace 3 meses trabaja en la organización. La experiencia previa de ambos en hoteles, fábricas, depósitos, plantas de iluminarias, entre otros empleos, se une y pone en práctica todos los días en la labor de la cuadrilla.
“Es un trabajo variado. Si bien las tareas son las mismas, la Ciudad te sorprende día a día con las cosas que ocurren. Acá podes ser electricista, plomero o mecánico, y siempre hay cosas para hacer” define Hugo sobre su rol en AVN.
La cuadrilla de Hugo y Leandro se enfoca en el cuidado y mantenimiento de los catamaranes que trabajan en el cuidado de los lagos. “Nos encargamos de la parte mecánica de los catamaranes. Hacemos las reparaciones, soldamos, cambiamos motores hidráulicos, mangueras, todo lo que haga falta” explican sobre las tareas habituales en horario laboral. También realizan el mantenimiento de los grupos electrógenos de todos los barrios de la Ciudad.
En los horarios de guardia pasiva aparecen por lo general tareas vinculadas a la reparación de luces de la troncal apagadas, mejora de luces en los barrios, cambios de luminarias en espacios verdes, solución de conflictos eléctricos en los club houses, y cuestiones más urgentes como incendios o accidentes donde es vital el corte del suministro eléctrico para salvar vidas.
La Ciudad es grande y las tareas muy dinámicas. El desafío sigue siendo la permanente asistencia en cada detalle que se requiera. Sobre el final de la charla, aparece una valoración del equipo. Hugo afirma: “Leandro tiene mucha voluntad y ganas de aprender. Y todo lo que sabe, lo aporta”. Leandro contesta: “Como compañero de trabajo y persona es muy bueno. Es el mejor que me tocó. Es alguien que me enseña el día a día y me marca el camino”.
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